miércoles, 6 de noviembre de 2013

Los Paraísos Fiscales y la UE

Cada año la UE pierde millones debido al fraude fiscal, se señala a los bancos  y su falta de transparencia como  la causa, poniendo toda clase obstáculos para acceder a la información opaca de alguno de sus clientes. Actualmente Bruselas ha propuesto un sistema que obliga a intercambiar esos datos de forma automática. Tal vez una medida que llega tarde, puesto que según el Presidente de la CE, la evasión de impuestos hace perder a la UE  un billón de euros al año, el equivalente al presupuesto comunitario de aquí a 2020 y más de lo que gastan los 27 en sanidad. Esto hace preguntarnos si ¿Es la Unión Europea a día de hoy protectora de paraísos fiscales? ¿Está el potencial económico de la UE subordinado a los micro-estados financieros de su entorno?

En cualquier caso debemos atender en primera instancia a ciertos escrúpulos sistemáticos en forma de preceptos metodológicos, que nos permitan diseñar el epicentro del análisis. Es así necesario plantarse ¿Qué entendemos por Paraísos Fiscales? ¿Quiénes son? y ¿Cómo se formaron? De entre las muchas acepciones que podemos encontrar, no hay más recurrente que la del profesor Vigueras:
Cualquier otro país, enclave o isla que cubre con su nombre operaciones financieras que se realizan físicamente fuera de su demarcación territorial “offshore”, pero que contabilizan un volumen de depósitos bancarios y de actividad financiera que supera el valor del PIB local.

En este sentido cabe decir que ni la Comisión Europea ni los estados miembros de la UE tienen cifras concretas sobre el fraude fiscal, debido a las cuentas bancarias extranjeras. Y ese desconocimiento alude, como todo el mundo sabe, a una serie de delitos como el incumplimiento de leyes fiscales y concernientes a las cuentas bancarias en países extranjeros. Un claro ejemplo es España donde el importe de los impuestos no pagados se supone incluido en la estimación de la economía sumergida, que los organismos cuantifican en torno al 21% y que los expertos califican alrededor de un 25% del producto interior bruto.

A raíz de la crisis asiática y rusa de los noventa, el G-7 se mostró muy inquieto por la insuficiente regulación financiera y por la protección de los inversores extranjeros, así es como nació en el año 2000 de la mano del FEF (Foro de Estabilidad Financiera) el censo de  centros offshore. Ese mismo año la OCDE publicaba una lista de  35 paraísos fiscales que tendrían que detener sus prácticas prejuiciosas para el sistema internacional, sus posteriores informes en 2009 y 2011, redoblando esfuerzos, consiguieron dar mayor veracidad a sus estudios. Sin embargo la ONU tiene censados hasta un total de 74 territorios, el cociente desde nuestra perspectiva europea son dieciocho países y territorios que están en territorio continental, islas adyacentes o territorios dependientes de los Estados miembros de la UE, como es el caso de:

- Micro-estados de Andorra, Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Malta Y Chipre

- Las islas de Jersey, de Guernesey, Alderney y Sark en el Canal de la Mancha, y la Isla de Man, todas ella dependencias de la corona británica.

- Territorios británicos de ultramar, como Gibraltar, las islas caimán, Bermudas, Anguila, Islas Vírgenes británicas, Monserrat y Turcos y Caicos.

- Isla de Aruba y las Antillas Holandesas como territorios autónomos del Reino de Holanda.

- Suiza y Luxemburgo (Aunque la OCDE no los incluyera en la lista)


En una sociedad globalizada como la nuestra hemos podido observar cómo han ido desarrollándose los paraísos fiscales al abrigo de la falta de regulación. Los efectos dañinos que resultan de las actividades financieras que efectúan y los pingües benéficos que obtienen gracias a ellas, contribuyen al desequilibro de la economía-mundo capitalista, como la evasión fiscal de grandes fortunas, el blanqueo de capitales de origen ilícito y financiación del terrorismo entre otros. Por otro lado podemos afirmar que los paraísos fiscales son grandes generadores de pobreza y desigualdad social, especialmente en los países de la periferia, ya que con la evasión fiscal se impide la inversión en los servicios públicos básicos (sanidad, seguridad social etc.). Así  mismo existe un gran preocupación por parte de los Estados en lo concerniente a la pérdida de ingresos fiscales, efectos sobre la opinión pública en torno a la elusión y evasión fiscal, que se produce en la eurozona, y por la infiltración de las organizaciones criminales y de las instituciones económicas que erosionan arduamente las democracias de los países miembros.
Continuando con nuestro análisis es necesario abordar las políticas de la Unión Europea en los últimos años que han podido contribuir a la situación actual. En este sentido los propios documentos de las instituciones sirven para evidenciar las repercusiones de los paraísos fiscales hacia los ciudadanos europeos y el funcionamiento de la Unión.

En primer lugar debemos señalar al Consejo Europeo, como máxima autoridad de la UE, que afirma no poder garantizar una política de los estados contra los negocios sucios del narcotráfico, comercio de mujeres e inmigrantes, de la financiación de grupos terroristas y mafiosos y la corrupción inmobiliaria sin la cooperación de los paraísos fiscales, como se dijo en la reunión del Consejo europeo en Tampere.
Así mismo hay que atender el mal llamado Código de conducta contra las prácticas fiscales perjudiciales, acordado en el Consejo europeo en 1997. Su aplicación estricta planteaba el riesgo de que el capital huyera fuera de la Unión, por lo que se hacía necesario que se aplicara en territorios asociados y dependientes de los Estados miembros. Es por tanto que como las disposiciones del Código eran solo recomendaciones y sobre todo que los territorios aludidos no pertenecían a la UE, solo la presión política ha logrado avances modestos para la eliminación de estas prácticas fiscales.

A pesar de las repercusiones políticas y económicas negativas para los países de la UE, una serie de leyes vigentes y de políticas europeas de los últimos años han ayudado al desarrollo de importantes paraísos fiscales en los mencionados micro-estados del continente y territorios de ultramar británicos y holandeses, como:

La política exterior ambigua del Consejo europeo y la Comisión en cuanto a concretar acuerdos bilaterales con los micro-estados de estatus europeo como Andorra, Mónaco, San Marino y territorios del Caribe británicos. En este sentido el Consejo Europeo certifica el hecho de que nadie cuantifica la fuga de capitales hacia los países y territorios catalogados como paraísos fiscales, admitiendo incluso que las políticas tributarias se sometan a la voluntad de estos micro-estados y de Estados Unidos como sucede con los acuerdos bilaterales de 2005.

Hasta la fecha el  espacio financiero europeo carente de supervisor comunitario, prohíbe a los Estados cualquier medida de control sobre los movimientos de capitales hacia los paraísos fiscales y favorece la competencia desleal de empresas ofreciendo sus “bajos costes fiscales”.

La renuncia de la Unión por una política comunitaria de armonización de las políticas fiscales entre estados miembros, juega en beneficio de estos paraísos financieros y de los intereses de los depósitos bancarios que se aprovechan de los limitados efectos de las medidas de intercambio de información o retención fiscal.
Como resultado de estas políticas comunitarias tenemos la actual vulnerabilidad de los Estados miembros en lo concerniente al campo financiero y aplicación efectiva de su legislación nacional. Así mismo, el actual planteamiento del espacio financiero europeo sin fronteras externas favorece la disponibilidad de los paraísos fiscales, rediciendo competencias y debilitando la capacidad de respuesta de los estados como sucede actualmente.Y es que ya lo dijo uno de los analistas más prestigiosos exdirector ejecutivo del Banco Mundial y también exdirector de la revista “Foreing Policy” Moisés Naím: 

Es necesario reconocer en la actualidad que el sistema financiero global es fundamentalmente distinto a hace sólo quince años. Para empezar, es inmensamente más grande… Pero el sistema no solo ha crecido en volumen sino también en complejidad.

En este análisis de la realidad europea debemos añadir el rasgo e la opacidad que caracterizan las operaciones que se apoyan en los centros financieros y que tiene una dimensión política generalmente ignorada porque afecta a operaciones transnacionales financieras al control y la supervisión de las autoridades de los Estados y con el atractivo de las ventajas tributarias que reducen los costes fiscales acentuando la competencia fiscal entre estados. Ante esta situación los miembros de la UE se encuentran bastante vulnerables y con escasa autonomía para diseñar políticas fiscales defensivas frente a los paraísos fiscales.

Por otra parte la vana coordinación en el ámbito comunitario de la libre circulación de capitales y  la libre prestación de servicios financieros, trae consiguió un espacio para facilitar su actividades delictivas. Actualmente la Europa de los paraísos fiscales prospera de forma descarada gracias al capital que protege complacientemente. Es también la Europa del mundo financiero y de los bancos, donde el secreto bancario es a menudo, una coartada y una tapadera al que se aferran países dependientes del capital financiero como Austria.

Así mismo, el artículo 56 del Tratado Constitutivo de la comunidad Europea prohíbe las restricciones a los movimientos de capitales y a los pagos entre estados miembros, y también entre estos y tercero países. Una vez más podemos ver como se da prioridad al mercado y a su libertad de funcionamiento sin que se prevea la supervisión de la UE, como autoridad supraestatal,  de las operaciones financieras dentro y fuera de su territorio que  aplique  rigurosamente medidas antiblanqueo.  Y es que mientras los productos agrícolas en la UE se someten a barreras legales en las fronteras exteriores de la Unión, por el otro lado, los préstamos interbancarios, acciones y todo el resto de los llamados productos o activos financieros son libremente comercializados en las bolsas internacionales. Por tanto la UE lejos de conformarse como un bloque sólido en el plano financiero parece un espacio abierto y libre a la circulación de capitales donde compiten los paraísos fiscales.


De algún modo toca echar la moneda al aire y plantearse ¿Continuará Europa dejándose avasallar por el mundo las finanzas? ¿Seguirá Europa subordinando sus políticas externas e internas a la voluntad de los centros financieros? Cabe decir, que ya estamos vislumbrando como ciertas políticas europeas escudan a países y regiones señalados por la OCDE como paraísos fiscales, que con sus singularidades financieras poco transparentes y de escasa o nula tributación, compiten ventajosamente como segundos clientes de la eurozona tras los EEUU.

Así mismo podemos observar como el comportamiento de estos inicuos entes financieros atentan contra los principios democráticos y el desarrollo en la eurozona. El proceso de lucha fiscal a nivel europeo destruye los cimientos sobre los que se sustenta el contrato social europeo, al verse los países miembros de la UE obligados a competir con las fastuosas ofertas fiscales que brindan estos micro-estados. La composición de la UE como un sencillo espacio para los mercados financieros mundiales la vuelve el perfecto hábitat para las entidades bancarias, aseguradoras y financieras en la Isla de Man, Suiza u otros centros financieros, un lugar donde los capitales se entrelazan saliendo y entrando sin ninguna supervisión comunitaria.

Como consecuencia, los Estados miembros de la UE y sus economías resultan cada vez más vulnerables frente al mundo de las finanzas, como revela la crisis de las hipotecas de EEUU y su consiguiente contagio europeo. La actual configuración de las instituciones europeas además de acentuar la competencia entre sus socios por aminorar los impuestos sobre el capital, genera pérdidas de ingresos fiscales que amenazan al Estado de Bienestar, reduce la capacidad para proteger a pequeños ahorradores e imposibilita el combate eficaz contra el blanqueo internacional de dinero sucio y la corrupción inmobiliaria.