El
Sáhara Occidental
El Sáhara Occidental es uno de los dieciséis territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de descolonización de las Naciones Unidas con el fin de eliminar el colonialismo. Fue introducido en la lista de los territorios no autónomos en 1960 en la Resolución 1542 (XV) de la Asamblea
General de la ONU, de 15 de diciembre de dicho año, cuando era una colonia
Española. Su proceso de
descolonización fue interrumpido en 1976, cuando su antigua potencia colonial, España abandonó el Sáhara Occidental en manos de Marruecos y Mauritania (conforme a lo dispuesto en los Acuerdos de Madrid, ilegales según el derecho internacional). Actualmente,
el territorio del Sáhara Occidental se halla dividido por un muro de más de 2.000 km de largo que divide de norte a sur el Sáhara
Occidental. La zona al oeste del muro, de protección marroquí, es el territorio
ocupado por Marruecos, llamado "Sahara Marroquí", mientras que la zona al este del muro
constituyen los denominados por el Polisario "territorios liberados"
o "zona defensiva" para Marruecos.
La situación en la que se encuentra el pueblo saharaui
y la ocupación a que le somete el régimen dictatorial de Marruecos, con la
impunidad que la comunidad internacional le concede, y teniendo en cuenta que
está situación se mantiene desde hace casi 35 años, creo que es importante
revisar los hechos que han llevado a España a mirar hacia otro lado a los que antes
eran sus propios ciudadanos. España tiene una responsabilidad especial, al
haber sido quien abandonó el Sáhara Occidental y a sus habitantes, ciudadanos
legalmente españoles en su mayoría, y además no denunciando ni protestando de
manera oficial por los constantes desmanes cometidos por Marruecos.
En primer lugar España tiene que desarrollar un nuevo papel en el conflicto. Es cierto
que existe una deuda que tuvimos que pagar hace 35 años, pero las soluciones
que entonces se deberían haber tomado no son ahora viables debido a que los
saharauis no tienen actualmente capacidad para formar un país. Y porque
Marruecos (no solo el gobierno, también la población) reconoce que ese territorio
es suyo, de pleno derecho y al igual que otros conflictos autodeterminación que
ocurren en nuestro país no se pueden tomar decisiones obviando a la población
(inclusive la marroquí). Esto no significa que los saharauis no tengan derecho
a su reclamación de soberanía, pero debemos entender las motivaciones, no solo
históricas sino actuales, de ambas partes.
España (como la UE y la ONU) son culpables históricos y
no podemos olvidarlo. Pero para poder ser útiles en el conflicto no basta con desacreditar
a Marruecos por sus genocidios, más que nada porque si somos duros en las
críticas, no seremos respetados como intermediarios. Y, aunque no lo hemos sido
(ni querido ser, en realidad) en estas 3 décadas, el Frente Polisario tiene,
claramente, una posición indefensa frente al gobierno marroquí. Y, lo
quiera o no, necesitará ayuda.
En última instancia, el papel de
Marruecos. ¿Por qué pareciera tener Marruecos una posición de fuerza con España (y la
Unión Europea)? Por un lado es por todos esos puestos de trabajo que los medios
de comunicación no paran de repetir que desaparecerían al perder los acuerdos de
pesca. Pero eso no es todo. Marruecos ejerce la función geoestratégica de “muro de contención” del
terrorismo y narcotráfico para España y Europa. Son esos los verdaderos motivos por
los que la diplomacia debe abordar la disyuntiva con especial tacto. Diplomacia que, por cierto, no consiste
en dar ruedas de prensa, sino en llamadas, reuniones, y acercamientos de la forma
más prudente posible, para encontrar un punto
de inflexión entre los intereses imperialistas marroquíes y los antiguos ciudadanos
españoles.